
Somos la mayoría de las veces creadores de emociones y sensaciones. Queriendo y hasta sin querer, mostramos con pequeños hechos, indicios de lo que pretendemos hacer sentir a la otra persona.
Si ando MAL, por qué les voy a decir Bien? O es que me lo tengo que repetir a mi mismo a ver si me lo creo? Como cuando me digo que me voy a contar un chiste que no me sepa a ver si me rio?
DE NINGUNA MANERA. Hay que aprender a bancarse las cosas tal cual son.
El estar de tal forma, es una elección. Como cuando decimos: Estoy ofendido por culpa de Juana que me hizo…
NO! No existe estar ofendido o enojado, o triste por culpa de nadie! Yo estoy como quiero y nadie tiene el poder para interferir en como me tengo que sentir. El sentirse de una forma, es una elección propia. Por eso deja de culpar a quien sea por sentirte como te sentís, y elegí hacerlo como más te guste.
Y si ahora estoy mal, lo estoy porque yo quiero. Y si estoy feliz, lo estoy porque yo lo elegí. De modo que lo que me digas o lo que me hagas, no puede afectar a como me tengo que sentir.
Cuantas veces le hemos preguntado a alguien: ¿Cómo estas? Y nos responden: Bien!... pero lo dicen con una cara de culo terrible, que hace evidente que ese no es el estado en el que se encuentra, si fuera así ,yo, por mi cara, tendría que ser el hombre mas feliz del mundo, con palomas y papelitos de colores cayendo sobre mi durante horas, con chicas y conejos a mi alrededor saliendo detrás del gran arco iris de colores que sobresale como aura que rodea mi sonrisa… en fin…
La verdad por más que duela. Disfrutemos de cada momento, aún cuando nos pregunten como estamos, disfrutemos de decirles: COMO EL CULO! Al fin y al cabo, solo uno mismo lo puede cambiar, pero cuando tengamos las ganas de hacerlo, en todo caso te diría bien…
Historias tristes, historias conmovedoras. De las que hacen reír, y las que hacen llorar. Así como los recuerdos que llevamos dentro de aquella persona que paso a formar parte de cada fibra de nuestro cuerpo, haciéndose así, inolvidable. Nos cambia, nos madura, nos ayuda a crecer y así, a aprender a querer.
Pareciera que al encontrar a aquel ser, todo esta al alcance de nuestras manos. Y aun recuerdo aquella primera vez que me sentí de esa manera. Tenía 12 años, y un mundo de conmociones en mi interior.
Ella era maravillosa, diferente a todas las demás. Y a la vez, tenía todo lo que las demás debían tener. No importaba el chiste que hiciera, para mi era el mas gracioso. No importaba a donde me haya invitado, para mi era el mejor de los lugares. Fuimos los mejores amigos, pero aun así, jamás pude decirle lo que realmente sentía por ella.
Una tarde, al salir de la escuela, hicimos una larga caminata de paseo juntos. Lo recuerdo cual si fuera ayer. Era la tarde en la cual estaba dispuesto a confesarle mi amor. El brillo de sus ojos al mirar a los míos hacía que mi corazón palpitara cada vez más fuerte. El roce con sus manos me hacían sentir volando por encima de la vereda. No podía decirlo, así que lo escribí en un papel. Pero fue demasiado. Y la timidez, y el miedo profundo al rechazo, me hicieron retroceder, y así esa tarde término y ese amor no fue confesado. Paso la tarde, paso la semana y pasaron los años.
Nunca supe lo que hubiese pasado si me hubiera animado a darle aquel papel…
Y así fue como todo quedo enterrado entre cenizas, marcas, cicatrices que quedan en el corazón.
Pasaron muchos años más hasta que otra persona lograra pasar esa barrera en mi vida y lograr que esa mezcla de sensaciones y sentimientos vuelvan a aparecer. Fue lindo? Fue hermoso. Llore? Litorales. Y sufrí como nunca lo había hecho. Y el dolor que punzó mi alma me hacia sentir que ya nada seria igual, que nada mas valía la pena.
Si es amor, siempre duele. Hay que jugarse a vivirlo plenamente. Sea correspondido, o no lo sea, te abrirá el corazón y te enseñará a amar a aquella persona que esta esperándote. Seguramente resurjan en tu cabeza momentos únicos que solo tú sabes, que solo tú comprendes, y que nadie más puede llegar a comprender. Ahora, sin que haga falta explicarlos, quiero decirte que te entiendo. Porque si alguna de estas palabras te llegan, significa que eres uno de los que se han jugado por amor a pesar de todo. Y esa es la verdadera felicidad. El sentir que queremos que se termine rápido, y que nunca se termine. Que nunca hemos llorado tanto, y que nunca hemos reído de esa manera. Que nunca nos hemos sentido tan solos, que nunca hemos estado tan acompañados. La verdad es q nunca estuve tan triste, y nunca fui tan feliz como aquellas tardes de noviembre. Con esas largas caminatas, con esas risas, con esos llantos. Hablando sin parar por horas, y mirándola a los ojos por tantas otras sin emitir ninguna palabra.
Si has podido llegar a vivir estos sentimientos, significa que te has animado a vivir. Que te has animado a descubrir una nueva etapa de tu vida, y de ti mismo.
Si has podido llegar a comprender un poco de todo esto que he compartido, sabrás que cada mínimo detalle, ha hecho que todo valga la pena.
El amor se cura con amor. Y somos seres destinados a morir amando. Así que no te guardes nada. Ni siquiera si está escrito en algún papelito. Al fin y al cabo, será el comienzo de uno de los momentos más atesorables que tendrás en tu vida.
Me levante, bien. Bastante bien. Hoy me voy a caminar a la costa, me dije! Había buen clima en mi interior. No hay escuela, no hay tareas, solo yo, y mi día libre y bueno nada, me sentía bien.
La rambla era mi escenario, y yo el protagonista de este video clip que sonaba al son de la música al seguir mis pasos. Lo se, no todo es lo suficientemente perfecto en la vida como para durar mas de diez minutos sin arruinarse. Y la mayoría de las veces no depende solo de vos, sino de objetos animados o inanimados que nos rodean cercana o no tan cercanamente.
Podría ser el pisar caca, o el tropezarte delante de mucha gente.
Si te agachaste a buscar algo y tu pantalón se descosió, si el viento soplaba fuerte y tu peluca se voló. Si tu chicle se escapó, o quizás algo más. Si tosiendo algo mas se salió. Si te reíste de su abuela, y su abuela se murió, quiero que sepas, que te entiendo. Y que no estas solo en el mundo. Que eres parte de un selecto y especial grupo de personas destinadas a vivir bajo el efecto de la adrenalina , los calores y el malestar social. De los que por algún motivo y a la vez sin ninguno en especial, hacemos de momentos simples, algún recuerdo aun mas interesante. Tengo ganas de insultar, quizás de preguntarme ¿por qué yo? Y la verdad es que después de tantas cosas, después de tantos “momentos” como estos, no me queda otra que reír. Soy el resultado de mis calores, de mis metidas de pata, que parecen formar parte de mi existencia, y tuve que aprender a disfrutarlo. Al fin y al cabo, son momentos que he aprendido a atesorar. Soy torpe, soy mete pata, y he aprendido a disfrutarlo.