jueves, 3 de diciembre de 2009
6ta Parte
Esto no era como a los 15 años cuando me calzaba los tacos altos, me pintarrajeaba toda y me arreglaba para poder pasar al boliche. Tenia que ser real, sin documentos falsos, sin apariencias engañosas, tenía que ser cien por ciento genuino, y debía comenzar por lo más importante: Mi boca. Pero no hablo del rouge o del color que la pinte, me refiero a lo que sale de ella. Ya me había ocupado de lo que entraba y ahora me veía obligada a comenzar a ampliar el vocabulario con el que me expresaba. La Marta no era más la tía bruta que dice bunueloh, reguelto, redetido, tayaríne,
“Me dijo lamoni quel julio le dijo que lakaren taba celosa del.”
Chistosa o no, frases como estas son muy comunes en el barrio en donde crecí, y difícil es el escapar a las costumbres del habla local. Muchos años como esos, pero ahora
debía hablar con toda propiedad, como toda dama con clase. Utilizar un lenguaje constructivo, libre de vulgaridades. Ya no era más El Julio, o el Carlos. Adjetivos como la negri, la flaca, la peti debían desaparecer. Ahora eran Carla, Sabrina y Natalia. No mas pancito mojado en el tuco, ni en el té ni en ninguna otra cosa que se te ocurra. Por más tentador que sea el momento de servirme un abundante plato de sopa y comenzar a desmenuzar suavemente un mignoncito y sumergir uno a uno cada trocito hasta llenar el plato hasta el tope, hay ciertas pasiones que deben ser contenidas.
Todos tenemos costumbres, hábitos, buenos y malos, agradables y desagradables. Están los que no dicen nada y pegan sus moquitos en los azulejos del baño, y están los que no pueden evitar limpiarse las manos en el mantel. Los que no pueden dejar de mentir, y los que no pueden dejar de decir la verdad. Los que escriben compulsivamente su nombre en todos lados, y los que no pueden dejar de mirarse en el espejo cada vez que pasan por el. Importantes y no tanto, los hábitos dejan en claro al público que clase de persona somos. Todos miramos el papel higiénico después de limpiarnos, a todos nos ha salpicado el agua del inodoro alguna vez al caer, pero son cosas que no se hablan. Que nos hacen reír en privado, y esas cosas también forman parte de nosotros, del día a día, aunque sean nuestras, solo nuestras y nunca pasen al oído de alguien más (a no ser en charlas borracha en alguna fiesta bizarra). Una vez escuche que la felicidad verdadera se diferencia porque dura para siempre. Y si yo quería que mi felicidad y mi próximo marido me duraran para siempre, debería aprender a reconocer como lograrla. Tenía un plan y era perfecto. Y no tardaría en ponerlo en marcha…
sábado, 28 de noviembre de 2009
5ta PARTE
Nunca jamás, por nada del mundo, le regales una parte de tu cuerpo a la otra persona.
_¿De quién son esas orejitas?-
_Tuyas, solo Tuyas!!!_ responde una, con cara de embobada, con un hilo de baba que cae del labio.
_¿Y de quienes son esos cachetitos?_
_¡Tuyos amor, solo tuyos!_
¡Idiota! Cómo vas a regalar tus cachetitos, tus orejas o cualquier otra parte a alguien que te puede dejar en cualquier momento. La verdad es que, si no fueran más que metáforas románticas, hoy solo sería un torso totalmente liso. Sin orejas, sin cachetes, sin boca, ni ojos ni nada. Porque a lo largo de mis relaciones, no he dejado de regalar partes de mi cuerpo a todo aquel que me las pedía.
_¿De quién es esa boquita hermosa?_
_¡Mía, pedazo de bofe! ¿La queres de verdad? ¡A los cincuenta años de casados te la regalo si de veras la queres, la puta que te parió!
No es fácil el no regalarse cuando estamos enamoradas pero es necesario, si de veras queremos saber las intenciones de nuestra pareja.
No hay nada peor que estar profundamente perdida en un mundo de chicle tuti-fruti, meloso, empalagoso, y sobre todo lleno de frases que al recordarlas años mas tarde, nos dan ganas de hacer un pozo en la tierra y no salir nunca jamás.
_Vos me vas a dejar de querer primero!_
_No, vos me vas a dejar de querer primero.
O peor aun….
_Yo te quiero más.
_¡No, tontis! ¡yo te quiero más!
_ No, por nada del mundo, yo te quiero mucho más.
_ ¿Y hasta dónde me querés?
_ Hasta el cielo amor mio!
_Ah! Pero yo te quiero hasta el fin del universo, ida y vuelta!
Aaaaaaaaaaah! Pero que horror. No hay nada más destructivo para el orgullo personal, que esa clásica competencia por decir quién quiere más al otro. Los momentos vergonzosos no son como otros errores, que se van olvidando y desapareciendo con el tiempo, al contrario. Cuantos más años pasan, peor se vuelven; y de esto trata mi regla número Dos. Con un claro ejemplo, como lo fueron aquellas bellas tardes de domingo, en las cuales el Julio se sentaba al lado mío en el sofá y colocando mis pies sobre su falda, sacaba la tijerita de bolsillo, la abría con mucho cuidado, como quien desenvaina su arma mas preciada, y me cortaba las uñas de los dedos de los pies. Hoy voy caminando por la calle, me lo cruzo al Julio, y al mirarlo a los ojos no puedo evitar ver su imagen cortándome las uñas de los pies. De golpe, me siento como desnuda en medio de un tumulto de gente. Cuantos años de aguantarse un pedito, esperando que el termine de comer y se vuelva al trabajo, para quedarme sola y poder largarlo. Cuántas técnicas para sacar el olor del baño desarrolladas por las esposas que sufrimos de maldicion estomacal... No lo sé, lo que sí sé, es que a lo largo de mis matrimonios no apliqué ninguna de ellas. Y esa es la confianza que nunca hay que regalar. Porque en la próxima guerra estas serán armas de combate, las mismas que el Julio esta utilizando en este momento, para desnudarme y avergonzarme en el medio de la calle, aunque nadie más lo pueda notar.
Con Mario no todo fue tan distinto. No nos tirábamos peditos en frente del otro, ni nos cortábamos las uñas de los pies, ni nos decíamos cosas chanchas en la cama (cosa que más de una nos hemos arrepentido de decir), y que lo descubrimos hoy, cuando aquellos momentos pasan a ser nuevas armas de guerra en nuestra contra. Con Mario teníamos lindas tradiciones. Como el estirar la mano y agarrarnos por un rato largo, mirándonos o charlando, o hacernos cosquillas con las narices mientras nos decíamos:_ chiqui-chiqui-chiqui-pichi-pichi. Y cuando crees que la situación no se puede poner más vergonzosa, terminamos mordiéndonos los cachetes del culo. Estas son las cosas que me hacen pensar de vez en cuando: ¿Soy digna de formular una reintegración social tal, habiendo personas en las calles que me hayan mordido el culo, que sepan como huelen mis peditos o me hayan cortado las uñas de los pies? Por eso, comenzaba a fundamentar mi regla número Tres: No crear intimidades lo suficientemente fuera de lo normal. ¿Esa pose que te enseñó aquella vez? Cada vez que te vuelva a mirar te va a imaginar en esa pose, simplemente porque puede, porque te vio hacerlo y nadie lo puede borrar. Al menos eso pienso yo.
Sí, se lo que se podría llegar a pensar, no soy ni frígida, ni histérica, ni mal llevada. Soy una mujer precavida. Mejor prevenir que curar, las heridas mueren pero no suelen cicatrizar del todo. Ahora, no es que me haya quedado en el baúl de los recuerdos, pero deben tener presente que nosotras también tenemos nuestras armas secretas, y me atrevo a decir que en ese tema, las mujeres solemos ser mucho más viles que los hombres. Nosotras no damos vueltas, pinchamos donde más duele, que generalmente suele ser su orgullo. “Andá, vos. ¡Impotente de mierda!” . Y así, con esa corta pero tan significativa frasecita, lo dejamos en pelotas en plena fiesta. La impotencia no solo es un problema que afecta profundamente el bienestar mental del hombre, significa también la incapacidad de satisfacer a cualquier mujer. No sólo a la suya, a cualquiera. Esa clase de exposiciones, son mucho más que dolorosas y dañinas al pasar los años, que al momento de vivirlas. ¿Cómo es posible llegar a amar tanto a una persona, que forme parte de vos, que sientas que te complementa en cada sentido, y de golpe, te lo encuentres quince años más tarde y no puedas creer que sea aquella misma persona la que te alzaba y te llevaba corriendo a la cama, la que te comía a besos antes de entrar a trabajar, con la que te peleabas cada noche para ver quien se levantaba a apagar la luz cuando quedaba prendida? Desaparecidos en el tiempo, quedan todos aquellos momentos, que sin darnos cuenta dejan un vacío, que no volverá a llenarse. Y acá es donde mas necesitamos concentrarnos.
Todos vamos a tener lugares vacíos, perdidas familiares, amistades rotas o amores fallídos. Pero hay espacios que llevan otro contenido, y nos llevan a crecer y conocernos a nosotros mismos. Esas son las cosas que quiero contar: Esta es la Marta que todos ansiaron conocer por tantos años, la que a partír de ahora, se va a develar...
CONTINUARÁ...
domingo, 15 de noviembre de 2009
4ta Parte
_Estuve pensando...Y bueno, creo que a vos te pasa lo mismo…¡Esto ya no va más!_
Esas pocas palabras, no sólo me hicieron saber que no, no solo que no me pasaba lo mismo, sino que me traía a la mente una recolección de imágenes, de un pasado que se convertía en presente de una patada. Por más que intenté que las cosas volvieran a funcionar Mario ya no me amaba y no había nada que yo pudiera hacer para cambiarlo. Cuando no se ama, simplemente no se ama, y nada puede forzarlo. Lamentablemente me costó un segundo divorcio, y una parte más de mi corazón que se iba con aquel hombre, con aquellos sueños y deseos de convertirme en su princesa, su reina, o simplemente suya.
Ahora no era de nadie. La Marta era ya una anécdota que todos comentaban por el pueblo. La gorda que no puede mantener un marido. Sin querer, o quizás queriendo inconcientemente, me había convertido por completo en aquel prototipo de Marta, el cual alimentaba día tras día frente al espejo a los ocho años.
No podía entender cómo era posible que no hubiera podido elegir el nacer para ser princesa, o tía soltera. Me llevo mucho tiempo hasta llegar a comprender que siempre tuve la opción. Yo sola me puse en un montículo ficticio creado por mi imaginación, eligiendo ser quien fui. De niña era mucho más fácil el creer que los sueños eran posibles, sólo hacía falta agarrar ese viejo lápiz de labios, pintarme, ponerme frente al espejo y listo, ya me encontraba en ese nuevo mundo donde finalmente estaba convertida en lo que tanto soñaba ser. No se cuando, o en qué momento específico, pero por ahí entre alguna mirada enamorada, ese sueño cambió. Mi mente se iluminó al darme cuenta de que todo este tiempo estuve buscando el amor. El príncipe que rescatara a esta gorda tetona de esta torre de pelo atascado. El compañero que iba a vivir junto a la Marta la historia de su vida, aquel que diera vida a sus anhelos. No sentía tanta conmoción desde la vez en que mi mamá me sentó en el vidé, y desde el inodoro me enseñó como debía ponerme un tampón.
En fin, era libre, una mujer que sabía lo que quería. Nada podía detenerme, era la mejor sensación en años. Mejor que fumarme un porro en la playa, mejor que comer chocolate después de una noche de sexo, aun mejor que un buen masaje en los pies.
Ahora soy una mujer mayor y llamarme Marta, Margarita, Lucrecia o Silvina, la verdad no me cambia en lo absoluto. Es una nueva etapa de mi vida supongo, en la cual la experiencia con el género masculino de golpe, ante los ojos de mis amigas, me convertía en una experta en relaciones maritales. Ahora La Marta, se dedicaba también a dar consejos de matrimonio. Solo me faltaba dar remedios caseros, y trucos para adelgazar comiendo mezclas de yuyos o curar el empacho con la cinta métrica y ya me podría consagrar por completo, como la Tía Marta. Aún no comprendo como alguien que fue abandonada, engañada, estafada e insultada tantas veces por tantos hombres diferentes, podría llegar a dar un consejo eficaz para mantener un matrimonio unido y feliz. Ellas, mis amigas, lo tenían todo, solo necesitaban las herramientas para lograrlo. Yo tenía las herramientas, pero nadie con quien compartirlas. Solo un sueño efímero, que se esfumaba en el viento, que ajustaba mi remera, haciendo más que evidente mi panza gorda y mis tetas a medio caer del peso. Estaban más altas, aun lo recuerdo, y más juntitas. No se cuanto, pero más altas y juntitas que ahora estaban, aunque ya no importaba. Seguramente se habían caído entre aquellos sueños y recuerdos que quedaron perdidos en el camino, junto a tantas otras cosas.
No se mucho de las cosas que hice bien en mis relaciones, pero si tengo muy presente cuales son las cosas que "No" hay que hacer. Esos son los consejos que sí puedo dar...
CONTINUARÁ...
domingo, 8 de noviembre de 2009
3ra Parte
Julio no solo era un hombre con nombre de adulto, con lo cual me sentía seriamente identificada, sino que no era la clase de hombres que yo solía poder ignorar.
No era lindo, ni tenía lindo cuerpo. Pero era… diferente. Me llevaba 3 años, pero su intelecto parecía llevarme varios más. Será que estaba tan confiada de quien La Marta era, que me animé a vivir un romance incomparable. Al poco tiempo, El Julio y La Marta, eran uno solo. Éramos como mugre y uña, pan y manteca, pizza y cerveza, jamón y queso. Hacíamos los mandados juntos, cocinábamos, cenábamos, dormíamos, desayunábamos, nos bañábamos y almorzábamos juntos.
El 12 de enero de 1990 nos juramos amor eterno en la misma iglesia donde se casaron mis padres hace 40 años atrás. La boda fue única e inolvidable. Recuerdo como si hubiese sido ayer, cuando abrieron las puertas de la capilla y todas las miradas de los presentes se fijaron en mi. Me sentí completamente dueña y protagonista de mi propia película, pero solo duro un instante, hasta darme cuenta de que no me miraban a mi, sino al cierre del vestido que se habia bajado dejando al descubierto gran parte de la bombacha rosa que me regalo la tia Zulma como cábala familiar que no me atrevo a dar mas detalles por el momento. Tan rápido pude recobrar el control de mi vestido, fije mi vista al frente de ese gran pasillo lleno de flores que conducia hacia el altar. Y alli estaba Julio, mi Julio, con su traje marron heredado y su raya al medio embadurnada en gel, la cual lo caracterizaba. Ceremonia perfecta, fiesta de 8 horas, tías borrachas, primos contando chistes verdes a quien se les acercase y mi consuegra saltando al son de la “bombacha veloz” agitando una matraca al viento. Definitivamente, después de tanto imaginarlo, “la Marta” había tenido la boda que tanto había anhelado.
Pero con el tiempo, las cosas comenzaron a oscurecerse. Ese joven Julio, prometedor, gentil, siempre sonriente, comenzaba a dejar sucias evidencias de amoríos ocultos durante nuestra hermosa relación. Nunca lo creí posible. Me sentí devastada. No podía creer que otra vez me pasara lo mismo. Nuevamente, un hombre se atrevía a romper con frialdad y frivolidad, el corazón de La Marta, la mujer que le había prometido la vida entera, sin dudarlo.
Al volver a pensar en eso, me siento tan tonta. Como una cree a veces que las cosas malas solo pasan en los noticieros y en las novelas mexicanas. Toda mi niñez fue mi deseo convertirme en ”La Tía Marta”, pero con el tiempo, ese ingenuo sueño, se fue convirtiendo en poder encontrar a ese príncipe que toda princesa espera en una alta torre, para ser rescatada. Pero sin planearlo, y con mi primer divorcio en puerta, solo podía ver un futuro como el que había imaginado desde chica.
¡PEGÁME Y DECÍME MARTA!_dice el dicho común. ¿Podes creer la puta madre que hasta en los dichos esté destinada a la violencia? ¿No podía ser “Pegame y decime Raquel, Paula o Patricia”? Definitivamente cada mínimo detalle contribuía a que aquella luz, que alguna vez me acompañó, se viera totalmente opacada por una cortina de tristeza, confusión, angustia y dolor.¿Cuántas chicas de 21 años divorciadas existían en el mundo? Seguramente escasas, y yo era una de ellas. Pasó un tiempo largo de sentirme una fracasada, una tremenda pelotuda. Pero un día, me levanté temprano, y me fui a visitar a Carla. Hacía mucho tiempo que no la veía. Desde que me casé con Julio, perdí rastro de todas mis amistades, las llamaba cada tanto, pero cada cual estaba con importantes cambios aconteciendo en su vida, y la amistad, tomaba un espacio menor en esos planes.
jueves, 5 de noviembre de 2009
domingo, 1 de noviembre de 2009
2da PARTE
martes, 27 de octubre de 2009
Las Confesiones de una Marta! 1ra Parte
Así pasaron los años más duros de mi niñez. Viendo como mis compañeritas, Agustina, Jennifer, Micaela y Jessica, soñaban con encontrar a un príncipe como el de los cuentos, paseando como muñecas en autos escarabajo color rosa y jugando a tomar el te. Pero yo, era una Marta. Por lo tanto, tenía casi asumido, que había nacido para algo mucho mas complejo.
El ser lo que debía ser, exigiría de mucha concentración, dedicación y responsabilidad. Si iba a ser una tía segunda, debía aprender muy bien a cocinar, hacer manualidades, pintar flores en delantales de cocina, y hacer figuras en porcelana fria. Una Marta, por sobre todas las cosas esta infinitamente dotada de personalidad. Por lo general, una vida atareada, con muchas historias de vida para contar, y además me convencí a mi misma, de que una Marta, debía haber tenido por lo menos 3 maridos diferentes.
martes, 13 de octubre de 2009
El gordito Casciari arruinaba las fotos. Le pasó desde la infancia y sufrió hasta hoy, que se atreve a contarlo en esta novela. Con el tiempo le decían el Gordo Casciari, a secas.
Se había convertido en un adolescente que arruinaba, sin querer, los momentos importantes de su vida.
El pibe que arruinaba las fotos, además de ser una historia irónica y diverttida, es la mirada de un niño que descubrió en la escritura el único sitio donde "todavía es posible creer en un pasado mejor".
5 chicocomun para esta excelente novela!
* * * * *
domingo, 4 de octubre de 2009
CUANDO ERA GRANDE
miércoles, 23 de septiembre de 2009
LOS CREADORES DE EMOCIONES
Somos la mayoría de las veces creadores de emociones y sensaciones. Queriendo y hasta sin querer, mostramos con pequeños hechos, indicios de lo que pretendemos hacer sentir a la otra persona.
sábado, 19 de septiembre de 2009
A PRIMERA VISTA...
Sí… Yo se que hable mucho de lo que el amor duele, y de lo cursi del romanticismo… De lo boludos que somos al querer ir de levantes, etc., etc., etc.…
Ahora… hay dos pasos a seguir: o te resistís y te alejas, evitando dolores, millones de risas, millones de lagrimas, peleas, chistes, de quedar como cualquier palabra que quieras que termine con –udo; o te arriesgas, y comenzas a vivir una de las experiencias que te cambiarán y harán un nuevo antes y después en tu vida. El temor es el peor enemigo, por el, solemos tender a perdernos de las cosas mas maravillosas de la vida. Nos alejamos, y nos perdemos en las cosas que nos dan seguridad... y la verdad es que no hay nada mas seguro que las cosas que realmente vale la pena vivir...
martes, 15 de septiembre de 2009
COMO EL C * LO!
Si ando MAL, por qué les voy a decir Bien? O es que me lo tengo que repetir a mi mismo a ver si me lo creo? Como cuando me digo que me voy a contar un chiste que no me sepa a ver si me rio?
DE NINGUNA MANERA. Hay que aprender a bancarse las cosas tal cual son.
El estar de tal forma, es una elección. Como cuando decimos: Estoy ofendido por culpa de Juana que me hizo…
NO! No existe estar ofendido o enojado, o triste por culpa de nadie! Yo estoy como quiero y nadie tiene el poder para interferir en como me tengo que sentir. El sentirse de una forma, es una elección propia. Por eso deja de culpar a quien sea por sentirte como te sentís, y elegí hacerlo como más te guste.
Y si ahora estoy mal, lo estoy porque yo quiero. Y si estoy feliz, lo estoy porque yo lo elegí. De modo que lo que me digas o lo que me hagas, no puede afectar a como me tengo que sentir.
Cuantas veces le hemos preguntado a alguien: ¿Cómo estas? Y nos responden: Bien!... pero lo dicen con una cara de culo terrible, que hace evidente que ese no es el estado en el que se encuentra, si fuera así ,yo, por mi cara, tendría que ser el hombre mas feliz del mundo, con palomas y papelitos de colores cayendo sobre mi durante horas, con chicas y conejos a mi alrededor saliendo detrás del gran arco iris de colores que sobresale como aura que rodea mi sonrisa… en fin…
La verdad por más que duela. Disfrutemos de cada momento, aún cuando nos pregunten como estamos, disfrutemos de decirles: COMO EL CULO! Al fin y al cabo, solo uno mismo lo puede cambiar, pero cuando tengamos las ganas de hacerlo, en todo caso te diría bien…
martes, 8 de septiembre de 2009
"EL LEVANTE"
Desde los primeros, a los últimos; de los más originales a los más vulgares; de los buscados, a los ocasionales. Nunca, pero nunca, he podido lograr sentirme cómodo realizando tal artística tarea.
Lo más fácil es el comienzo. El paso uno:
1- Me gustó.
Fin del paso uno.
2- Decidir la excusa para acercarse y comenzar la conversación.
Ya este paso implica el comienzo de una ráfaga de adrenalina que comienza por debajo de mis brazos y se extiende hacia todo el resto de mi cuerpo. Dejándome incapaz de realizar movimientos naturalmente frescos o limpios. A pesar de todo esto, aparece la excusa. La razón más adecuada, para realizar el movimiento de acercamiento y primer contacto con la persona elegida.
3- REALIZAR DICHO MOVIMIENTO. Si, lo sé, suena fácil no? Pero en promedio, la sociedad masculina tarda desde el primer vistazo, hasta el acercamiento, de unos 15 a 35 minutos, en realizarlo, según los factores que rodeen la situación (escotes, elasticidad de la vestimenta, alcohol ingerido, intensidad de las luces, amigos, amigas, y público alrededor).
4- Comenzar el diálogo.
IMPORTANTE: Este es el paso en el cual el 97% de los levantes llega a su fin. Y se debe a la gran importancia de estas primeras palabras, las cuales dan lugar a la primera impresión que la otra persona tendrá de nosotros.
Y es esto lo que realmente desata una corriente de sudor, nervios, temblores y adrenalina pura por mi cuerpo. La mayoría de las veces, el paso 3 es el final de mi historia. Y cuando logro cruzar el paso 4, nunca, pero nunca, sale de la manera en que se dibujó en mi mente. Generalmente, al estar fuerte la música, nunca escuchan lo que digo por primera vez. Así que siempre hay que repetirlo, cosa que me hace sentir un idiota. Porque pensándolo bien, no era tan importante, o tan especial lo que le iba a decir… o sea, no junté valor durante 35 minutos para que al momento de decirlo no me escuche. Y no tengo otros 35 minutos más para estar parado ahí al lado juntando valor para volver a decirlo. Ese es el momento. Y al repetirlo, esperamos la respuesta, que puede que no llegue, y si llega, pueden suceder dos cosas:
Aparece una sonrisa en la otra persona quien se acerca más para que puedas escuchar y comienza una fluida conversación, que te asegurará el éxito. O…
Que se de vuelta, y siga charlando con los que tiene a su alrededor, ya sean sus amigas, o cualquier otra persona que este cerca, no importa, con tal de mirar hacia otro lado y darte el tiempo, espacio y comodidad para que te retires.
No tenemos cola como los perros, pero se puede hasta sentir que si la tuviéramos, estaría entre nuestras piernas. Y así caminamos hacia donde estábamos, mientras que ocho mil ojos nos siguen con la mirada al ver tal desastroso hecho.
Muchas gotas de sudor, muchos discursos dichos y muchos tantos que han quedado sin recitar, y la misma conclusión que todos comparten: No importan las palabras, no importa la ropa, ni el momento, ni ningún factor externo a vos mismo. Si tiene que ser, va a ser. Y sino, no tendría que ser. ¿Trillado? Puede ser, pero por algo lo es.
Así que la próxima vez q tengas un “levante”, piensa en que las cartas ya están tiradas. ¿Con qué actitud las vas a levantar?
sábado, 5 de septiembre de 2009
A TODO AQUEL QUE HA SUFRIDO POR AMOR
Historias tristes, historias conmovedoras. De las que hacen reír, y las que hacen llorar. Así como los recuerdos que llevamos dentro de aquella persona que paso a formar parte de cada fibra de nuestro cuerpo, haciéndose así, inolvidable. Nos cambia, nos madura, nos ayuda a crecer y así, a aprender a querer.
Pareciera que al encontrar a aquel ser, todo esta al alcance de nuestras manos. Y aun recuerdo aquella primera vez que me sentí de esa manera. Tenía 12 años, y un mundo de conmociones en mi interior.
Ella era maravillosa, diferente a todas las demás. Y a la vez, tenía todo lo que las demás debían tener. No importaba el chiste que hiciera, para mi era el mas gracioso. No importaba a donde me haya invitado, para mi era el mejor de los lugares. Fuimos los mejores amigos, pero aun así, jamás pude decirle lo que realmente sentía por ella.
Una tarde, al salir de la escuela, hicimos una larga caminata de paseo juntos. Lo recuerdo cual si fuera ayer. Era la tarde en la cual estaba dispuesto a confesarle mi amor. El brillo de sus ojos al mirar a los míos hacía que mi corazón palpitara cada vez más fuerte. El roce con sus manos me hacían sentir volando por encima de la vereda. No podía decirlo, así que lo escribí en un papel. Pero fue demasiado. Y la timidez, y el miedo profundo al rechazo, me hicieron retroceder, y así esa tarde término y ese amor no fue confesado. Paso la tarde, paso la semana y pasaron los años.
Nunca supe lo que hubiese pasado si me hubiera animado a darle aquel papel…
Y así fue como todo quedo enterrado entre cenizas, marcas, cicatrices que quedan en el corazón.
Pasaron muchos años más hasta que otra persona lograra pasar esa barrera en mi vida y lograr que esa mezcla de sensaciones y sentimientos vuelvan a aparecer. Fue lindo? Fue hermoso. Llore? Litorales. Y sufrí como nunca lo había hecho. Y el dolor que punzó mi alma me hacia sentir que ya nada seria igual, que nada mas valía la pena.
Si es amor, siempre duele. Hay que jugarse a vivirlo plenamente. Sea correspondido, o no lo sea, te abrirá el corazón y te enseñará a amar a aquella persona que esta esperándote. Seguramente resurjan en tu cabeza momentos únicos que solo tú sabes, que solo tú comprendes, y que nadie más puede llegar a comprender. Ahora, sin que haga falta explicarlos, quiero decirte que te entiendo. Porque si alguna de estas palabras te llegan, significa que eres uno de los que se han jugado por amor a pesar de todo. Y esa es la verdadera felicidad. El sentir que queremos que se termine rápido, y que nunca se termine. Que nunca hemos llorado tanto, y que nunca hemos reído de esa manera. Que nunca nos hemos sentido tan solos, que nunca hemos estado tan acompañados. La verdad es q nunca estuve tan triste, y nunca fui tan feliz como aquellas tardes de noviembre. Con esas largas caminatas, con esas risas, con esos llantos. Hablando sin parar por horas, y mirándola a los ojos por tantas otras sin emitir ninguna palabra.
Si has podido llegar a vivir estos sentimientos, significa que te has animado a vivir. Que te has animado a descubrir una nueva etapa de tu vida, y de ti mismo.
Si has podido llegar a comprender un poco de todo esto que he compartido, sabrás que cada mínimo detalle, ha hecho que todo valga la pena.
El amor se cura con amor. Y somos seres destinados a morir amando. Así que no te guardes nada. Ni siquiera si está escrito en algún papelito. Al fin y al cabo, será el comienzo de uno de los momentos más atesorables que tendrás en tu vida.
miércoles, 2 de septiembre de 2009
EL METEPATA
Me levante, bien. Bastante bien. Hoy me voy a caminar a la costa, me dije! Había buen clima en mi interior. No hay escuela, no hay tareas, solo yo, y mi día libre y bueno nada, me sentía bien.
La rambla era mi escenario, y yo el protagonista de este video clip que sonaba al son de la música al seguir mis pasos. Lo se, no todo es lo suficientemente perfecto en la vida como para durar mas de diez minutos sin arruinarse. Y la mayoría de las veces no depende solo de vos, sino de objetos animados o inanimados que nos rodean cercana o no tan cercanamente.
Podría ser el pisar caca, o el tropezarte delante de mucha gente.
Si te agachaste a buscar algo y tu pantalón se descosió, si el viento soplaba fuerte y tu peluca se voló. Si tu chicle se escapó, o quizás algo más. Si tosiendo algo mas se salió. Si te reíste de su abuela, y su abuela se murió, quiero que sepas, que te entiendo. Y que no estas solo en el mundo. Que eres parte de un selecto y especial grupo de personas destinadas a vivir bajo el efecto de la adrenalina , los calores y el malestar social. De los que por algún motivo y a la vez sin ninguno en especial, hacemos de momentos simples, algún recuerdo aun mas interesante. Tengo ganas de insultar, quizás de preguntarme ¿por qué yo? Y la verdad es que después de tantas cosas, después de tantos “momentos” como estos, no me queda otra que reír. Soy el resultado de mis calores, de mis metidas de pata, que parecen formar parte de mi existencia, y tuve que aprender a disfrutarlo. Al fin y al cabo, son momentos que he aprendido a atesorar. Soy torpe, soy mete pata, y he aprendido a disfrutarlo.
lunes, 31 de agosto de 2009
¿Qué te pasó en la cara?
Muestra de que la adolescencia comienza, de que nuestro cuerpo comienza a cambiar, del comienzo de una etapa única… los granitos. Propiamente llamado acné. Símbolo de mi juventud y aún unos años más.
Nada más desafiante que comenzar el día, mirarme al espejo, y descubrir que un nuevo granito habitaba en mi rostro cual si fuera un campo minado. A pesar de sonar chistoso, lo juro que no lo fue para nada. Y menos lo era el limpiarlos. Con pus, o los rojitos, los grandes y los chiquititos. Todos formando una gama de colores y texturas en un solo lugar.
Llega un punto en el cual uno comienza a pensar: ¿Qué es lo que yo hice para merecer este mar de acné en mi cara? ¿Cómo saldré a enfrentar al mundo? Y es cuando nos auto-convencemos, de que somos mucho más que una cara llena de granos. Que debemos hacernos valer por todo lo que somos, y que todos tuvieron granitos, por lo que no debería llamar tanto la atención de los demás. No debería…No debería.
Y es así como a los pocos minutos de salir de mi casa, un nene de unos 8 años me mira, se acerca, frunce las cejas y me dice…
¿Pero qué es eso que tenes en la cara??
En ese preciso instante, toda esa seguridad, la fortaleza y el poco autoestima que me quedaba, se cayeron a las profundidades abismales de la tierra, para dejarme casi boquiabierto y lleno de pena, ira y frustración. Pero aún así, con una pronta respuesta:
Son granos. Que a vos te van a salir en 4 años y vas a tener la cara igual que yo.¿ Qué bueno, no?
Muchas situaciones como esta. Muchos momentos como este. Muchas mañanas frente al espejo luchando contra este enemigo. Y contando cuántos nuevos habían salido esa mañana. Intentando mirarme con la vista nublada para verlos menos. Cuando le hablás a alguien y te das cuenta de que no te esta mirando a los ojos, sino que mira atentamente hacia ese grano, con miedo, con cautela, nunca lo sabremos, pero lo mira... es alli cuando comenzamos a creer que ya nadie volverá a mirarnos a los ojos.
Cuando vas a comprar y el la del mostrador te mira y te dice: A mi hija le pasa lo mismo... Y yo pienso y le digo, ¿Que, tambien la mandan a hacer los mandados?
Y me responde: No, tambien tiene la cara llena de granitos!
Pero la puta madre. Era necesario?. Aun peor cuando comienzan a nombrarte las mil y una soluciones posibles segun las abuelas, tias, libros, etc.
No probaste pasandote limon?¿ No te haz pasado aloe vera? ¿No intentaste con sal? ¿Con jabon blanco? ¿Con pasta de dientes? PARAAAAAAAAAAAAAAA. De la nada me convertí en un fenomenocon una cara dispuesta a cualquier experimento. La gente tirandome soluciones como si les doliera el mirarme, rogandome en su interior que POR FAVOR HAGA ALGO para no tener que verlos más. Ya no se si era un favor para mi, o para ellos mismos.
Lo recuerdo cual si fuera ayer. Y jamás olvidaré tal acontecimiento en mi vida.
Me hizo fuerte, seguro de mi mismo, y de quien soy. El patito feo siempre se convierte. Y me gusta pensar que así fue. Aunque alguna que otra mañana me sigo despertando y encontrando alguno que otro granito. Me gusta intentar darle un sentido, que pueda ser una anécdota con aprendizaje, pero la verdad es que no existe. Salen por que sí. Para amargarnos la vida, para hacernos sufrir y que la gente nos mire raro.
Así que si estás pasando por un momento como este, lo lamento mucho y que puedas ser feliz de todas formas. Sólo no seas incrédulo, y no escuches cuando te digan: Te dan personalidad! Te hacen más grande! O comiencen a nombrarte personalidades importantes que también tienen granitos y que de ninguna manera queres llegar a ser como ellos.
Al fin y al cabo un buen día se habrán ido, y cuando veas una cara llena de granos, recordarás los que un día tuviste y reirás.
martes, 18 de agosto de 2009
SOY RENEGADO
Hoy tengo mucho odio, mucha rabia, mucho mal humor. Y más de lo que me hace poner así me sigue sucediendo.
¿Por qué no admitirlo y ya? Vanas ambiciones de sonreír cuando no queremos…
Ho y quiero decir NO. No a todo, a vos, a el, a esto y aquello. Y así, solo así, puedo llegar a ser feliz a esta, mi manera.
¿Qué es el mal humor, sino mas que el hacer lo que realmente deseamos, y tomar las cosas como realmente las sentimos? Pareciera que necesitamos de esa gran motivación de humor y sentimientos en nuestro interior para recolectar de esa fuerza personal que nos lleve a decir y hacer, o no decir, ni hacer lo que no tenemos ganas.
Hoy si, no tengo ganas, ni de vos ni de nadie, y me siento feliz, por mas que mi cara no lo demuestre. Porque elijo. Quizás no elijo como sentirme, pero si el dejar que suceda, y tomarlo de la mejor manera.
Sonará raro, pero realmente disfruto de mi cara, y dentro de lo que no tengo ganas, disfruto de lo poco que sí. De eso se trata… no me digas que estas pensando en el “buscarle el lado bueno” porque si es así, no entendiste nada. Es el aceptar las cosas tal cual son. Esa relajación es la que me lleva a encontrar esa calma, donde solo yo me encuentro cómodo. Y no acepto visitas.
Y me dicen que soy renegado. Renegado porque la llave se trabó en la puerta y llegue una hora tarde? Renegado porque el día está del orto y me mojé todo? Renegado porque el vaso tenia una rotura y se me mancho toda la camisa, que comenzaba a secarse?
SIIIIIIIIIIIII, entonces soy un terrible renegado. Y pareciera que cuando es así, las cosas que nos llevan a eso, nos suceden una tras otra. Entonces me pongo a pensar… soy yo el renegado? O las cosas que me suceden me llevan a eso?
¿Por qué si el vaso estaba roto lo volviste a dejar en el montoncito, sorete? ¿Cuándo va a ser el día que cambien la llave por la tarjetita? Ahora las soluciones a mis problemas vienen como lluvia a mi cabeza. Pero ninguna cambiará nada. Y no deseo que lo hagan.
De vez en cuando, al fin y al cabo, necesitamos esa cuota de mal humor. Esa oposición que nos lleva a poder disfrutar de las cosas buenas que vienen luego.
Que venga esa persona a pasarte un trapito por la camisa, o que el edificio haya decidido modernizarse quitar algunos problemas cambiando la llave por la tarjetita. Sea cual sea la situación, todo tiene un lado bueno.
Hoy estoy de mal humor, y lo estoy disfrutando… al fin y al cabo, soy renegado y me va bien.
jueves, 6 de agosto de 2009
SOY REALISTA…
Se dice del ser Realista aquel que actúa con sentido práctico o trata de ajustarse a la realidad. Del tener Sentido práctico o Practicidad a aquel que piensa o actúa ajustándose a la realidad y persiguiendo normalmente un fin útil. Y de
Podría decirse que soy uno de esos de los que ven lo que ocurre realmente. Mas allá del ser bueno o malo, rico o feo, bello, o espantoso. Creo fundamental la necesidad del ser humano del tomar las cosas tal cual son, y aprender a apreciarlas tal cual son, dejando de lado todo pretexto, todo prejuicio y toda condena ajena a nosotros mismos. Si no somos capaces de apreciar lo que la vida pone ante nuestros ojos, no podremos ser capaces de disfrutar de aquello. Y probablemente las cosas mas hermosas de la vida pasen rápidamente ante nosotros, sin que siquiera lo hayamos notado.
Voy a admitirlo… hoy es un dia espectacular. Podría escribir sobre cuan hermoso es el sol de esta mañana entrando por mi ventana, cuan bello es el viento en los cabellos de aquella dama, el poetico sonido de las aves y la risa de los niños en la calle. Pero necesito, me urge, me apetece con suma y extrema necesidad decir la verdad del como yo veo las cosas. Y la verdad es que no le veo la gracia a la mañana, que si llego a verla es porque me tuve que levantar temprano para hacer algo y estoy de mal humor. Que odio levantarme temprano, y el sol de la mañana solo es el enemigo que me quiere echar de la cama. Que detesto cuando el viento te despeina, te cambia la pagina del libro, te llena de tierra, te vuela la ropa y demás actitudes violentas que tiene para conmigo. Seamos honestos, a quien le gusta una flaca toda despeinada.. En cuanto al ruido de afuera, los traigo de nuevo a mi situación: son las 9 de la mañana. Me despertaron antes del mediodia, lo cual implica que estoy enojado. Y que bajo ningun punto de vista el ruido de los niños gritando y llamandose entre si, con extrañas palabras que ni siquiera puedo llegar a descifrar, me puede llegar a parecer no mas que detestable.
Espero haber transmitido…en esta mañana…lo que significa para mi el ser sincero, con nuestro alrededor, pero lo más importante, con nosotros mísmos. Aprendamos a reír de lo que nos pasa, y de lo que realmente nos gusta y nos disgusta.
Soy amargo, soy intenso, un poco pesimista quizas, y hasta descontento…
Pero río al haber aprendido, a mirar las cosas como las veo. Soy realista.
miércoles, 5 de agosto de 2009
QUERIDO Y NO QUERIDO PUBLICO
BAILA COMO SI NADIE TE ESTUBIERA VIENDO
Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor después... Después de terminar la carrera, después de conseguir trabajo, después de casarnos, después de tener un hijo, y entonces… después de tener otro.
Luego nos sentimos frustrados porque nuestros hijos no son lo suficientemente grandes y pensamos que seremos más felices cuando crezcan y dejen de ser niños. Después nos desesperamos porque son adolescentes, difíciles de tratar. Pensamos: "Seremos más felices cuando salgan de esa etapa".
Luego decidimos que nuestra vida será completa cuando a nuestro esposo o esposa le vaya mejor, cuando tengamos un mejor coche, cuando nos podamos ir de vacaciones, cuando consigamos el ascenso, cuando nos retiremos.
La verdad es que... NO HAY MEJOR MOMENTO PARA SER FELIZ QUE AHORA MISMO.
Si no es ahora, ¿Cuándo? La vida siempre estará llena de luegos, de retos. Es mejor admitirlo y decidir ser felices ahora. De todas formas… No hay un luego, ni un camino para la felicidad, la felicidad es el camino y es AHORA... ATESORA CADA MOMENTO QUE VIVES, y atesóralo más porque lo compartiste con alguien especial, tan especial que lo llevas en tu corazón y recuerda que EL TIEMPO NO ESPERA POR NADIE.
Así que deja de esperar hasta que termines la Universidad, hasta que te enamores, hasta que encuentres trabajo, hasta que te cases, hasta que tengas hijos, hasta que se vayan de casa, hasta que te divorcies, hasta que pierdas esos diez kilos, hasta el viernes por la noche o hasta el domingo por la mañana; hasta la primavera, el verano, el otoño o el invierno, o hasta que te mueras, para decidir que no hay mejor momento que justamente ESTE PARA SER FELIZ.
TRABAJA COMO SI NO NECESITARAS DINERO, AMA COMO SI NUNCA TE HUBIERAN HERIDO, Y BAILA COMO SI NADIE TE ESTUVIERA VIENDO.